jueves, junio 16, 2005

Capítulo 9

- Ya he leído lo que me mandaste y me ha gustado mucho porque realmente aporta una visión de la gente actual. Sin embargo no estoy de acuerdo en algunas cosas.

Hablas de que hay una represión de la necesidad de relacionarse con otros y no estoy de acuerdo. Lo que ha pasado es que han cambiado las formas de relacionarse y las nuevas pautas vienen marcadas (como todo) por el sello del consumo (nos relacionamos en base a algo, por motivos, a cambio de...). Pero no creo que haya habido una represión para relacionarnos; sólo que las formas han cambiado y no nos llenan tanto como podían llenarles a nuestros antepasados. Antes no se relacionaban por unos intereses tan oportunistas como lo que sucede ahora.

Sintiéndonos directa o indirectamente como objetos es normal que sintamos vacío, no por la FALTA de relación sino por el TIPO de relación, no por la represión, sino por las maneras... Nos relacionamos pero aún así nos sentimos muy solos y entonces surge el sentimiento de soledad compartida, porque a todos nos pasa lo mismo, a todos sin excepción, incluso a los considerados socialmente “normales”. Lo que pasa es que esos normales a veces no buscan los motivos o incluso ignoran estar solos ante el mundanal ruido.

Ellos, con lo que tienen y con lo que no tienen pero desconocen, son felices.

También hablas de felicidad y dices que “su felicidad no es sino lastima de si mismos”, basada en lo efímero... ¿qué es basarse en lo efímero? Quizás lo que para ellos importa, lo que les da felicidad, esa vida normal en casa con la familia y con trabajo fijo y vacaciones en el pueblo... quizás eso no sea efímero ni mucho menos, aunque pueda parecerlo a simple vista.

No es sencillo ser feliz basándonos en cosas simples. Así que personalmente daría un premio a todo aquel que hoy en día bajo una vida normalizada es, aún a pesar de todo, feliz. Se merece un premio porque a veces, al menos para mí, la simpleza es difícil de entender... y siento que para poder ser feliz es necesario ser algo simple en este mundo. Luego entra aquí un debate moral, mejor dicho una elección: ¿qué prefiero: ser feliz (si puedo) con una vida simple o amargarme la existencia pensando constantemente en todo cuanto hay que no puedo saber, todo cuanto ignoro, todo cuanto no veré nunca...? Lo admito; me uno a menudo al grupo de los normales, no me avergüenza decirlo porque es una elección a mi parecer inteligente.

Las dudas existenciales están pegadas a mi piel, o en todo caso a mi cabeza, pero no me impiden andar, ni me impiden tener ilusiones, ni tener una vida “simple” que me satisface enormemente; porque creo que dentro de lo simple está lo difícil, aunque parezca imposible.

Por ejemplo salgo de fiesta con las amigas, bebo mis litros, bailamos en los bares y nos divertimos entre Bisbal y Chenoa. ¿Por qué? Porque necesito hacer cosas que me aporten alegría, simples, generalizadas a las masas, ¡qué mas da! El sentimiento es mío, soy yo la que siento, la que sonrío, aunque ese goce esté basado en la letra chorra de una canción de moda.

Antes, cuando era más pequeña, leía muchísima poesía y como resultado sólo obtuve una etapa de mi vida triste, sinceramente. Triste porque pensaba demasiado. Por que le daba vueltas a la muerte, al mañana, al miedo... y eso me aportaba conocimiento, o me hacia reflexionar, pero también me hacia daño.

Escuchar a Bisbal es divertido. No para hacer sólo eso, porque ciertamente eso es más triste que leer mucha poesía. Pero considero que hay que hacer un poco de todo.

Zira

sábado, junio 11, 2005

Capítulo 8

- ¿Cómo se gesta una amistad? ¿Cómo este mundo enemistado, asustadizo, permite que los "raritos" se unan, que hablen, que busquen, que luchen por volver su realidad menos triste, menos llena de miedo, de individualismo... de soledad?

Pues pone bastantes cauces. El primero es darte una vida de mierda y miedo. Te muestra desde pequeño que el “coco”, “el monstruo del armario” y otros miedos infantiles, van adquiriendo rostro e identidad. En “Rambo” tenían rasgos e identidades orientales, chinescos. Con John Wayne, eran de piel rojiza, indiacos, y además portaban armas mortíferas, muy dañinas, arcos, flechas, dagas y otros horribles instrumentos de guerra. Menos mal que "nosotros" contábamos con la fiabilidad de nuestros Winchester. Ciertamente, los Winchester eran más mortíferos y certeros, pero como estaban en el bando de los buenos, y el bando en el que estés determina tu paso a la historia, o mejor, a los libros de historia editados en editoriales "nuestras", pues nada, los Winchester fueron aliados del bien.

Por último, y tras un duro proceso de asimilación, los miedos cervales y los temores más profundos, se integraron. Superaron la barrera del color de piel, que había sido el criterio identificador, y se unió en una "Liga". La Liga de los hombres "malosos". Su eslogan era sencillo:

"Todo lo a-normal, es malo". Claro que “gentes a-normales” también convivían dentro de los "nuestros" (rojos, Jesucristos, anarcos, drogatas, vagos y maleantes, judíos, pobres que no quieren trabajar habiendo trabajo, madres que no obedecen a sus maridos, hijos que prefieren alterar el camino detallado por los padres, etc.)

Nos entró el pánico por ser, o al menos parecer ante el resto (que es más provechoso), "normales". Ropa normal, hábitos normales, dichos normales, pensamientos normales, trabajos normales, diversiones normales, trastornos mentales normales, paranoias normales, etc.

Y era tarea difícil. No es fácil ser normal cuando en la sociedad rige eso de "que gane el más fuerte". De hecho hay muchos que se han quedado como a-normales, y malos, y raros, y nocivos. Continentes enteros.

Éste, como decía, es el primero de los cauces que nos han puesto para juntarnos, nosotros, los raritos. Estamos tan asustados que nos hemos cansado de temer. Sinceramente, estoy hasta los cojones de que siempre sean los mismos los malos. ¿Qué me han hecho a mí los afganos para temerles, o los iraquíes, o los desempleados, o los vagabundos, o las madres solteras? ¿Por qué no fundar mis temores en hechos más evidentes como las rebajas de pensiones, los recortes de sanidad, las "entradas forzadas" en guerras, las manipulaciones de las noticias, etc.?

En la burbuja del miedo, es más difícil distinguir al enemigo y confundir al amigo. El miedo te aprisiona, no te deja ver con claridad. Te sumes y resumes en "ser normal".

Otro gran cauce que pone este sistema grandioso para que la gente rarita se quiera, y necesite conocerse, es la soledad. Tanto miedo, tanto esfuerzo por ser normal , tanta "chorrada" de protocolo social y formas, tanta manipulación de conductas y hábitos y tantos productos iguales en el súper, nos hacen seres muy solitarios. Individuos que caminan entre individuos, como zombis entre zombis. En silencio, entre miradas furtivas, en el metro, en los ascensores, escaleras, calles... "¿por qué me mirará tan raro?" "¿Ese qué mira?" "¡Qué Buena/o está, le diría un par de cosas pero...!" "Parece triste, le preguntaría por qué, incluso le daría un abrazo, pero..." Todos juntos y a mil kilómetros del otro.

Esta "soledad impuesta" es el gran cauce para querer juntarse. Querer hablar, querer compartir. Querer encontrar más gente que desee no ser normal por un rato. Ser raro. Filosofar, que se te vaya la pinza, que todo sea debatible por un rato, poder pensar: “¿qué diría Bob Marley tras fumarse un canuto?”

Tras el miedo y la soledad, la necesidad tranquila y antropológica de relacionarnos con los demás es otro cauce. Mejor dicho, la "represión" de esta necesidad.

¿Dónde hablamos? ¿En casa con los padres y hermanos? Malamente. Ya se sabe, cada uno haciendo su vida. El padre que curra, el hijo que estudia, la madre que ha dejado una nota en la nevera, el hermano que está en la Luna...

¿Quizá en clase? Puede que sí, entre apunte y apunte, entre un "no me copies" y un "mañana te traigo los apuntes" puede que rescatemos alguna conversación digna.

Pero ¡cómo no! Están los fines de semana; donde se impone el pedo y el Bar. Donde los jóvenes se relacionan de puta madre entre Bisbal a todo volumen y King África y su "Bomba". Bueno, hay derivados, están las discotecas y el bummping, el bar y el kinito en una sala llena de ruido y humo bien sano. También las calles del Casco Viejo de la ciudad llenas de orina y olores, etc.

Lo que es una constante es el alcohol y el tabaco. Vayas donde vayas el fin de semana, al llegar a casa no hueles a calle, no, hueles a humo. Además, aunque no bebas, llegas semi-embriagado de ver riadas de alcohol fluyendo directamente de la barra del empresario, al gaznate del consumidor.

Tras este ejemplo de creatividad y comunicación en el ocio, cabe preguntarse lo lógico: ¿Por qué? ¿A qué se debe esta afluencia masiva de gentes ávidas de interacción y experiencias sensitivas a estos centros distribuidores de drogas y decibelios? ¿Quién desea que ese divertimento "normal" se perpetúe? ¿Quién es el interesado y beneficiado de esa tónica general si es que lo hay? Yo no creo que el/la joven que llega con el pelo ahumado y se levanta con resaca y alguna neurona menos, lo sea. Tampoco creo que haya tenido unas conversaciones aristotélicas esa noche. Más bien creo que no habrán pasado del: "¡Hey tío! ¿Qué tal? ¿Ya estás de exámenes? ¡Jo! que palo... ¿Quieres? Es kalimotxo... ¿A dónde vaís? Nosotros al Antzoki. Que lo paséis bien, y no bebáis mucho que vais a necesitar las neuronas en exámenes, jajajaja..."

¿Ja, ja, ja? Yo sí que me río. Tanta profundidad me deja hundido. Bien, pues esto es lo que tiene un joven en su rato de asueto.

Por tanto, los hartos, los cansados, los críticos, los raros, los a-normales que quieren tener un diálogo más profundo que "¿qué hiciste este finde?", están abocados a sacrificar parte de su normalidad para poder conocer personas. Abocados a sufrir el comentario: "¡Cómo se te va!" "¡Jo, que jarto estás!" "¡Qué loco estás!" y tal y tal... para poder hablar, para poder compartir, para poder pensar e invitar a la "clandestina" y "proscrita" reflexión.

El que reflexiona mucho es porque no es normal. Lo a-normal da miedo. Lo que da miedo es excluido por amenazante. Es una lógica aplastante. O mejor, aplasta nuestra "lógica" humanidad.

Cansado de todo esto al joven le entran ganas de huir a la Polinesia, pero no puede. El vuelo vale pasta, mucha pasta. Y además parecería un "rajado", un cobarde. Además el germen del miedo ya ha crecido en él un poquito, y teme a los polinesios y su afición a comer tortugas cocinadas en su caparazón y desprovistas del ticket del matadero.

Te atan los padres, los hermanos, los amigos, el miedo, las expectativas de futuro, el Audi A3 que siempre te ha gustado, el currículum que te has trabajado, el E.G.A que en la polinesia no vale de mucho, los chocapics y los sanjacobos que dudas que conozcan los de la tortuga asada, la más que probable ausencia de dentistas y cardiólogos en el destino deseado, que no hay papel higiénico, ni libros, ni el messenger, ni cobertura para el Nokia, el miedo, el miedo... el miedo... ¡Eso sí! El clima es fabuloso, y la luz ideal para unas buenas fotos, sólo que la tienda de revelado pilla a desmano.

Ante el desaliento, el/la joven abandona la idea. Opta por quedarse, buscar un/a moza/o más o menos "a-normal", por usar sus conocimientos a pesar de ser de prácticas durante 1 año y a 90.000 al mes. Por buscarse un cuchitril donde meterse con su amada/o y los bártulos que había en casa de papa y mama. Por leer algún librillo en verano y trabajar duro el resto del año. Por elegir un destino caluroso en vacaciones y perfeccionar el inglés con planeta de Agostini. Por fumar un porrillo alguna noche y follar salvajemente el camastro que tiene en el cuchitril. Por comprar la Playstation y cenar con los amigos algún Viernes. Por salir el finde por el Casco y acabar en Galerías o en el Antzoki. Por vibrar con el equipo de tu ciudad o el que mejor va en la Liga. Por hacer mil y una cuentas para llegar a fin de mes y poder pagar la usura legal del préstamo bancario. Por una dieta rica en grasas y cancerígenos. Por una moda rica en euros y pobre en originalidad. Por una visita a los padres cada 4 o 5 días. Por ver Discovery Chanel para conocer otros mundos. Por el Audi A3. Por el Nokia. Por las fotos... aunque con la grisácea luz de su ciudad...

El joven opta por la "normalidad". La línea recta. La de los "nuestros". Opta por ello y el espíritu se doma. Como se doma un perro o un caballo.

Pues bien amigos/as. Si esto os sucede, no os resistáis. Al fin y al cabo, Jesucristos sólo hubo uno, y no llegó a los 33. Pero sí os invito a que no dejéis de hablar. Aunque os llamen jartos, locos, que se os va la olla, etc., seguid hablando, reflexionando e invitando a la reflexión.

Que nuestro autoconcepto no esté en manos de los demás. Que su aprobación nos importe un bledo, si ésta, depende de nuestro amoldamiento, exige nuestro olvido y nos reclama ignorar y obviar lo realmente importante.

No seáis unos amargados de esos que la gente prefiere evitar, pero no evitéis las amarguras porque la gente os prefiera. Las amarguras están y son dañinas, y hablarlas ayuda mucho. Por lo menos a no sentirte tonto. ¡Ah! E ignorad a quién sólo quiere vivir feliz en el mundo de lo efímero. Ese no merece la pena. Su felicidad no es sino lástima de sí mismo. No lo digo por envidia. Lo digo porque a mí, personalmente, Aída no me gusta.

Entre Aída y Jesucristo hay muchos puntos intermedios. Elegid uno en el que estéis cómodos, revisadlo de vez en cuando, y ser muy felices. Yo haré lo propio si decido quitarme de la cabeza lo de la Polinesia. No será fácil, a mí la tortuga me chifla.


Malgesini

miércoles, mayo 18, 2005

Capítulo 7

- El niño asombrado, el niño que empieza a saber que no sabe nada, el niño que abre los ojos... es cierto, es el mismo niño que paga el alto coste. Pero es el dinero mejor invertido. Y supongo que aparece el miedo. Supongo también que aparece la necesidad y el deseo de saber más o de morirse en el intento. Supongo que es lógico sentirse perdido, solo y desorientado y esos sentimientos conllevan quizás una predisposición al cese de lucha. Suponen un “ya me he cansado” que lleva implícita las palabras “inconsciencia necesaria”...

Si te sirve de consuelo no eres el único niño crecido. Pero no te fíes del sol, de que el sol vaya a salir mañana, porque eso no índica que la cosa funcione.

En parte es verdad que el mundo puede marchar en cuanto que seguimos hacia delante (sólo en algunos aspectos), pero marcha mal... sí, occidente no se puede quejar, su estilo de vida general está basado en el bienestar social, en el capitalismo, consumismo, tener, tener, tener... sí, occidente... ¿marcha bien? Mañana saldrá el sol y con su luz nos demostrará que occidente TIENE... pero no ES. Lo que pasa es que para mañana quizás el niño se haya cansado ya de mirar en balde...

No en vano, nosotros, aún seguimos mirando absortos por la mirilla. Con cautela echamos la vista atrás, recordando lo vivido y en numerosas ocasiones reviviéndolo... en la poesía tienes razón de nuevo, el recuerdo vive y palpita (puede que a veces demasiado)...

De todos los escritos, el último es el que más me ha gustado porque es al mismo tiempo, el que más interesante me ha parecido... ¿será cierto que buscamos amor en las pescaderías?... ¡vaya que si lo es! Del mismo modo que buscamos felicidad en un nuevo coche, ser correspondido en el amor gracias a los regalos que hacemos y amistad a cambio de favores.

“¡Bienvenidos, ciudadanos, acaban de llegar al mercado de los sentimientos! ¿Qué desean? ¿Cariño, odio, pasión, un poco de soledad, locura?”

“No, no señor mercader, yo buscaba un poco de abismo cerca del corazón...”

“¡Estupendo!, primera puerta a la derecha... sí, al lado del retrete”.

La oferta y la demanda de las emociones vendidas, de la búsqueda de cosas en lugares que no les corresponden estar... hemos perdido la lógica y el mundo es una auténtica locura en cuanto que no está loco; ¿no es acaso la cordura general una auténtica locura? Los locos son los osados, los que retando al resto compran pescado en la pescadería ¿menuda contradicción verdad?... en fin...

En el ejemplo de tu escrito la estupidez está clara. Pero en el mundo en el que vivimos estamos presenciando realidades aparentes ocultas en la tela de la seducción. Ser solidario ha estado años de moda, seducía al público, le conmovía... y por ello, ¡seamos todos solidarios! Toda esta dosis de ayuda a los demás no es más que un engaño. Nunca hemos sido solidarios actuando así, sino que más bien hemos sido seducidos por el mundo del deber, del tener que, del aparentar... pero esto es un fraude... lo mismo que en la pescadería no se vende amor, en la solidaridad real no se venden méritos sociales... se pueden obtener esos méritos después de actuar, sí, pero éstos no deberían ser los que lleven a actuar.

Considero que nos movemos por las leyes del mercado; venta y oferta nos dan la mano en las formas de actuar, de ser, etc. De ahí que el pescado que se venda en la pescadería esté a veces podrido; nadie lo compra y se ha puesto malo...


Zira

viernes, mayo 13, 2005

Capítulo 6

... Aquí os mando una foto mía tomada el Viernes pasado. Sé que no salgo todo lo bien que se puede, pero el fotógrafo llevaba prisa y sólo pudo sacarme una foto según me acababa de bajar los pantalones, nada más erguirme. Ni siquiera me dejó girarme. Me dijo que así estaba ya muy bien, no sé... ¿Qué pensáis vosotros/as? Yo creo que lo podía haber hecho mejor. Pero me dijo que su mujer se había pillado el dedo con un rulo y estaba malherida en el Hospital. Al parecer, parte de la aorta cruzaba su falange y... ¡Mala suerte! Sólo a 1 de cada 6 billones le sucede.
Esto me llevó a pensar que desde que el hombre pisa la tierra, ya han andado sobre ella un motón de sus congéneres. Hasta hoy, cuántos "homo sapiens" habrán caminado, comido, ido al baño... ¡Más de 6 billones fijo! Estaría bien hacer unos tickets, como en la pescadería. ¿Os lo imagináis?:
"- Yo soy el 7 billones trece.
- Sí, ¿qué le pongo?.
- Una de vida obrera, en Vizcaya, con amigos extraños, unos padres convencionales, sin mucha perspicacia que luego me repite...
- ¿Y de estudiar? Hoy tenemos las diplomaturas en oferta.
- ¡Ah! ¿sí?, pues póngame una de Educación social, que me han comentado que está bastante cerca del piso cuarto. Ese piso lleno de tías buenas de secretariado.
- Muy bien, ¿algo más?
- ¿Qué tal andan de parejas?
- Bueno. Están caras. Todo el mundo pide Patakys, Campbels, presentadoras, actrices, modelos... ¿cuánto está dispuesto a pagar?
- No sé, ¿cuánto pagó el último?
- ¡Ah! ¿el último? El último era Luis Figo y se llevó un pibón... ¿Puede usted pagar lo que Figo?
- No, no... ¡¿Está loco?! Yo... esto... ¿qué hay asequible?
- Bueno, el príncipe no pagó mucho por Doña Leticia. De hecho estaba en stock. Al parecer era muy remilgada y ya la habían devuelto un par de veces porque se sospechaba que era transgénica o algo así. El caso es que estaba olvidada en el almacén junto a los productos cancerígenos y le salió baratilla. ¿Le pongo una de esas?
- ¿Está majara o qué? ¿Qué hago yo con una periodista engreída y narcisista con tendencia por los tipos de dos metros, sin trabajo específico, aficionado a la vela, la hípica y con unos ingresos anuales que superan al de un alto ejecutivo? Yo quería algo sencillo, cerca de casa. Con coche, con unas buenas tetas. Que me llame cari o peque o algo así... nada de alteza ni chorradas. Y no me importa que sea dibujante de cómics o subalterna. Sólo quiero, eso sí, que me diga "te quiero" cada vez que lo sienta. Y quiero que llegue a sentirlo muchas veces al día.
- Pero; ¡¿de qué pino se ha caído?! ¿Está usted pidiendo amor? ¿Acaso se ha vuelto loco? Vaya a por angulas, a por el éxito profesional, elija ser Bill Gates o Brad Pitt si quiere, pero si está buscando amor amigo, sepa que ni siendo el hombre más afortunado de la historia supo de él, ni de su existencia. ¡Maldito loc....!
- Está bien, renuncio a él. Me quedaré con un poco de sexo y una esquizofrénica por la limpieza y el ir de compras. Pero... por curiosidad ¿quién era él?
- ¿Quién era quién?
- ¡Él! el hombre más afortunado de la historia...
- ¡Ah! ¿está seguro de que desea saberlo?
- ¡Claro! ¿cómo no conocer al que hizo el mejor pedido?
- Bien, le diré quién fue... en realidad se sorprenderá, se lo juro. Todo el mundo piensa que lo mejor es la pasta, la fama, la vidorra...
- Bueno ¡basta ya! ¿Me va a decir quién fue de una vez?
- Fue...
- ¡Pero venga!
- Fue un niño somalí llamado Reidku.
- ¿Un niño somalí? ¿Me toma el pelo? ¿Y se puede saber qué coño pidió el niño del demonio?
- El tenía hambre y...
- Ah encima era un hambriento....
- El tenía hambre y sólo pidió pescado.
- ¿Pescado? ¿Pidió Pescado?
- ¡Pues claro que pidió Pescado! ¿Se había olvidado de que esto es una Pescadería? ¡Lárguese desagradecido!"
Malgesini

lunes, mayo 09, 2005

Capítulo 5

"Aunque la tierra llore por los hijos
huidos, y el crepúsculo no sepa de
consuelo posible.
Aunque la lluvia suene sorda al caer y
ya nadie escuche el suave paso de mis pies
cansados.
Aún y cuando los pájaros omitan su canto por falta
de aforo, y los mismos ángeles cambien su sino
por falta de almas.
Aún y cuando la última lágrima derramada
por vuestra marcha humedezca mi mejilla...
recordaré a fuego el sonido de vuestras
risas, el candor de vuestras miradas y la energía que
rebosabais en cada abrazo, en cada rima, en cada
gesto.
Porque el recuerdo vive, el recuerdo palpita,
el recuerdo es."
Malgesini

miércoles, mayo 04, 2005

Capítulo 4

- Miré a mi ayer y encontré a un niño asombrado. Era un niño descubierto, era un niño caído. Cuando el viento dejó de soplar quiso el niño crecer y la sabiduría se mostró asequible. El precio no lo sabía... Debo hoy dejar la cama, debo dejar mi casa... Debo pagar el precio del que sabe algo y no sabe casi nada. Penitencia del saber ignorante que acompaña mis días y mis noches en tormento.
En la olla cuecen los roles de quién aspira a la plenitud. En la mesa los cubiertos fríos de metal dan miedo. Miedo a ser proyecto de nada. Y en la esquina una mujer espera a su hijo. Y en el patio una voz que no entiendo. Y el motor lejano de un coche, y una bocina, y ruido ronco de fondo. Un mundo animado rodea mi pequeño derrape. Y el derrape de cada cual.
La ranura que permite colocar a cada cual en su sitio está hoy cerrada. Estoy definitivamente desenfocado. Será mejor buscar la inconsciencia barata y esperar que sea en segundo lugar el lanzamiento de la tesis final. Mientras espero en la química dulce, espero que el ruido continúe arrullando mis oídos.
Tranquiliza saber que por encima de la incertidumbre de cada cual, la cosa funciona. Mañana saldrá el sol.

Malgesini

sábado, abril 30, 2005

Capítulo 3

- Somos los raritos. Es bonito lo que dices. Gusta oírlo. Mucho. Me siento identificado con muchas de las cosas que dices. Soy un errante que busca, prácticamente, esos mismos objetivos. Espontaneidad, fluir... lo que pasa que me cuesta mucho aquí, en esta sociedad. Y sufro muchas mini-depresiones. Frustraciones. Casi a diario.


- Ya, es lo que te contaba en el e-mail, pura teoría. La práctica es mucho más difícil, porque la práctica consiste en SER, en el mayor de los casos sin reglas... y en esta sociedad ser sin reglas es una utopía. Nos han alienado tanto la conciencia que incluso a veces me hacen pensar acerca de si es posible fluir sin dirección... pero lo cierto es fluyes siempre hacia una dirección, hacia ti mismo. Siempre conociéndote...


- Me frustro porque hay tanta información, tantos ámbitos y parcelas y sub-parcelas dentro de la realidad... que a uno ya le sale humo de la cabeza de tanto pensar. Pensar en cómo ser, en cómo y por qué la gente funciona como lo hace... Sí, siempre te conoces más, pero también te pierdes de tanto darle al bolo.


- Creo que es bueno perderse para mantener los ojos abiertos, en continua atención... Los desengaños son una cruel toma de contacto con la realidad para los esperanzados, ¿no crees? Hablamos de realidad, de "mi" o "tu" realidad, de surrealismo, de irrealismo... pero; ¿hasta qué punto conocemos lo que conllevan o significan esos términos? La realidad es un tema apasionante. ¿Es mentira la mentira porque te lo dice el que miente? o ¿es verdadera y real porque crees ciegamente en ella?


- Irrealismo: Imaginado, no es real. Nunca se producirá. Surrelismos: Interpretaciones a partir del mundo real, intentan representar lo real desde la imaginación, pero el soporte es la realidad interpretada, soñada, "vista" por el autor. Lo irreal simplemente nace y muere en lo irreal, en lo que no existe ni se ve en ningún lugar (así lo veo yo).
Mi guión para no perderme es guiarme por la ciencia. Es poco, pero es lo único demostrable. Los cuentos me aburren y no me dan nada de paz.


- La ciencia muestra una realidad, la demostrable, pero personalmente me da miedo basarme sólo en lo demostrable porque me da la sensación de que es perder un parte imprescindible, vital, no demostrable, pero tan real como la otra.


- Te decía que los cuentos (religión, fábulas, etc.) me aburren para interpretar la realidad. Que me guío por la ciencia.


- A mi los cuentos también me aburren, pero me planteo: ¿por qué no aburren a la gran mayoría de la población?


- En cuanto a la mayoría de la gente, no es distinto a nosotros. Nosotros tomamos un "atajo": "pensar" "dudar"; ellos otro: "creer" "pagar porque otros piensen por ellos". Cada uno elije atajos para sobrevivir. Todos son válidos. Te tienen que llenar a ti. Sólo veo un límite.


- ¿Qué limite?


- La vida. Respetarla. Ayer oí una noticia que contaba cómo en Turquía habían secuestrado a una niña y la habían violado durante cuatro días. Después de conseguir escapar y volver a casa, los ancianos de su familia se reunieron y acordaron matarla porque su violación suponía una deshonra para la familia. Su padre y hermano la ahorcaron con un cable de bicicleta... Se pueden respetar los cuentos y las ideas, las culturas... lo que quieras, pero la vida como barrera. Esa niña es inocente de toda esa mierda. Puedes "suicidarte" con un cuento toda tu vida, pero no hagas que los demás te sigan forzosamente.


- Realmente me da que pensar... Puede que lo mejor que le haya pasado a esa niña en su vida sea tristemente que le ahorcaran con un cable de bicicleta...