miércoles, mayo 18, 2005

Capítulo 7

- El niño asombrado, el niño que empieza a saber que no sabe nada, el niño que abre los ojos... es cierto, es el mismo niño que paga el alto coste. Pero es el dinero mejor invertido. Y supongo que aparece el miedo. Supongo también que aparece la necesidad y el deseo de saber más o de morirse en el intento. Supongo que es lógico sentirse perdido, solo y desorientado y esos sentimientos conllevan quizás una predisposición al cese de lucha. Suponen un “ya me he cansado” que lleva implícita las palabras “inconsciencia necesaria”...

Si te sirve de consuelo no eres el único niño crecido. Pero no te fíes del sol, de que el sol vaya a salir mañana, porque eso no índica que la cosa funcione.

En parte es verdad que el mundo puede marchar en cuanto que seguimos hacia delante (sólo en algunos aspectos), pero marcha mal... sí, occidente no se puede quejar, su estilo de vida general está basado en el bienestar social, en el capitalismo, consumismo, tener, tener, tener... sí, occidente... ¿marcha bien? Mañana saldrá el sol y con su luz nos demostrará que occidente TIENE... pero no ES. Lo que pasa es que para mañana quizás el niño se haya cansado ya de mirar en balde...

No en vano, nosotros, aún seguimos mirando absortos por la mirilla. Con cautela echamos la vista atrás, recordando lo vivido y en numerosas ocasiones reviviéndolo... en la poesía tienes razón de nuevo, el recuerdo vive y palpita (puede que a veces demasiado)...

De todos los escritos, el último es el que más me ha gustado porque es al mismo tiempo, el que más interesante me ha parecido... ¿será cierto que buscamos amor en las pescaderías?... ¡vaya que si lo es! Del mismo modo que buscamos felicidad en un nuevo coche, ser correspondido en el amor gracias a los regalos que hacemos y amistad a cambio de favores.

“¡Bienvenidos, ciudadanos, acaban de llegar al mercado de los sentimientos! ¿Qué desean? ¿Cariño, odio, pasión, un poco de soledad, locura?”

“No, no señor mercader, yo buscaba un poco de abismo cerca del corazón...”

“¡Estupendo!, primera puerta a la derecha... sí, al lado del retrete”.

La oferta y la demanda de las emociones vendidas, de la búsqueda de cosas en lugares que no les corresponden estar... hemos perdido la lógica y el mundo es una auténtica locura en cuanto que no está loco; ¿no es acaso la cordura general una auténtica locura? Los locos son los osados, los que retando al resto compran pescado en la pescadería ¿menuda contradicción verdad?... en fin...

En el ejemplo de tu escrito la estupidez está clara. Pero en el mundo en el que vivimos estamos presenciando realidades aparentes ocultas en la tela de la seducción. Ser solidario ha estado años de moda, seducía al público, le conmovía... y por ello, ¡seamos todos solidarios! Toda esta dosis de ayuda a los demás no es más que un engaño. Nunca hemos sido solidarios actuando así, sino que más bien hemos sido seducidos por el mundo del deber, del tener que, del aparentar... pero esto es un fraude... lo mismo que en la pescadería no se vende amor, en la solidaridad real no se venden méritos sociales... se pueden obtener esos méritos después de actuar, sí, pero éstos no deberían ser los que lleven a actuar.

Considero que nos movemos por las leyes del mercado; venta y oferta nos dan la mano en las formas de actuar, de ser, etc. De ahí que el pescado que se venda en la pescadería esté a veces podrido; nadie lo compra y se ha puesto malo...


Zira

viernes, mayo 13, 2005

Capítulo 6

... Aquí os mando una foto mía tomada el Viernes pasado. Sé que no salgo todo lo bien que se puede, pero el fotógrafo llevaba prisa y sólo pudo sacarme una foto según me acababa de bajar los pantalones, nada más erguirme. Ni siquiera me dejó girarme. Me dijo que así estaba ya muy bien, no sé... ¿Qué pensáis vosotros/as? Yo creo que lo podía haber hecho mejor. Pero me dijo que su mujer se había pillado el dedo con un rulo y estaba malherida en el Hospital. Al parecer, parte de la aorta cruzaba su falange y... ¡Mala suerte! Sólo a 1 de cada 6 billones le sucede.
Esto me llevó a pensar que desde que el hombre pisa la tierra, ya han andado sobre ella un motón de sus congéneres. Hasta hoy, cuántos "homo sapiens" habrán caminado, comido, ido al baño... ¡Más de 6 billones fijo! Estaría bien hacer unos tickets, como en la pescadería. ¿Os lo imagináis?:
"- Yo soy el 7 billones trece.
- Sí, ¿qué le pongo?.
- Una de vida obrera, en Vizcaya, con amigos extraños, unos padres convencionales, sin mucha perspicacia que luego me repite...
- ¿Y de estudiar? Hoy tenemos las diplomaturas en oferta.
- ¡Ah! ¿sí?, pues póngame una de Educación social, que me han comentado que está bastante cerca del piso cuarto. Ese piso lleno de tías buenas de secretariado.
- Muy bien, ¿algo más?
- ¿Qué tal andan de parejas?
- Bueno. Están caras. Todo el mundo pide Patakys, Campbels, presentadoras, actrices, modelos... ¿cuánto está dispuesto a pagar?
- No sé, ¿cuánto pagó el último?
- ¡Ah! ¿el último? El último era Luis Figo y se llevó un pibón... ¿Puede usted pagar lo que Figo?
- No, no... ¡¿Está loco?! Yo... esto... ¿qué hay asequible?
- Bueno, el príncipe no pagó mucho por Doña Leticia. De hecho estaba en stock. Al parecer era muy remilgada y ya la habían devuelto un par de veces porque se sospechaba que era transgénica o algo así. El caso es que estaba olvidada en el almacén junto a los productos cancerígenos y le salió baratilla. ¿Le pongo una de esas?
- ¿Está majara o qué? ¿Qué hago yo con una periodista engreída y narcisista con tendencia por los tipos de dos metros, sin trabajo específico, aficionado a la vela, la hípica y con unos ingresos anuales que superan al de un alto ejecutivo? Yo quería algo sencillo, cerca de casa. Con coche, con unas buenas tetas. Que me llame cari o peque o algo así... nada de alteza ni chorradas. Y no me importa que sea dibujante de cómics o subalterna. Sólo quiero, eso sí, que me diga "te quiero" cada vez que lo sienta. Y quiero que llegue a sentirlo muchas veces al día.
- Pero; ¡¿de qué pino se ha caído?! ¿Está usted pidiendo amor? ¿Acaso se ha vuelto loco? Vaya a por angulas, a por el éxito profesional, elija ser Bill Gates o Brad Pitt si quiere, pero si está buscando amor amigo, sepa que ni siendo el hombre más afortunado de la historia supo de él, ni de su existencia. ¡Maldito loc....!
- Está bien, renuncio a él. Me quedaré con un poco de sexo y una esquizofrénica por la limpieza y el ir de compras. Pero... por curiosidad ¿quién era él?
- ¿Quién era quién?
- ¡Él! el hombre más afortunado de la historia...
- ¡Ah! ¿está seguro de que desea saberlo?
- ¡Claro! ¿cómo no conocer al que hizo el mejor pedido?
- Bien, le diré quién fue... en realidad se sorprenderá, se lo juro. Todo el mundo piensa que lo mejor es la pasta, la fama, la vidorra...
- Bueno ¡basta ya! ¿Me va a decir quién fue de una vez?
- Fue...
- ¡Pero venga!
- Fue un niño somalí llamado Reidku.
- ¿Un niño somalí? ¿Me toma el pelo? ¿Y se puede saber qué coño pidió el niño del demonio?
- El tenía hambre y...
- Ah encima era un hambriento....
- El tenía hambre y sólo pidió pescado.
- ¿Pescado? ¿Pidió Pescado?
- ¡Pues claro que pidió Pescado! ¿Se había olvidado de que esto es una Pescadería? ¡Lárguese desagradecido!"
Malgesini

lunes, mayo 09, 2005

Capítulo 5

"Aunque la tierra llore por los hijos
huidos, y el crepúsculo no sepa de
consuelo posible.
Aunque la lluvia suene sorda al caer y
ya nadie escuche el suave paso de mis pies
cansados.
Aún y cuando los pájaros omitan su canto por falta
de aforo, y los mismos ángeles cambien su sino
por falta de almas.
Aún y cuando la última lágrima derramada
por vuestra marcha humedezca mi mejilla...
recordaré a fuego el sonido de vuestras
risas, el candor de vuestras miradas y la energía que
rebosabais en cada abrazo, en cada rima, en cada
gesto.
Porque el recuerdo vive, el recuerdo palpita,
el recuerdo es."
Malgesini

miércoles, mayo 04, 2005

Capítulo 4

- Miré a mi ayer y encontré a un niño asombrado. Era un niño descubierto, era un niño caído. Cuando el viento dejó de soplar quiso el niño crecer y la sabiduría se mostró asequible. El precio no lo sabía... Debo hoy dejar la cama, debo dejar mi casa... Debo pagar el precio del que sabe algo y no sabe casi nada. Penitencia del saber ignorante que acompaña mis días y mis noches en tormento.
En la olla cuecen los roles de quién aspira a la plenitud. En la mesa los cubiertos fríos de metal dan miedo. Miedo a ser proyecto de nada. Y en la esquina una mujer espera a su hijo. Y en el patio una voz que no entiendo. Y el motor lejano de un coche, y una bocina, y ruido ronco de fondo. Un mundo animado rodea mi pequeño derrape. Y el derrape de cada cual.
La ranura que permite colocar a cada cual en su sitio está hoy cerrada. Estoy definitivamente desenfocado. Será mejor buscar la inconsciencia barata y esperar que sea en segundo lugar el lanzamiento de la tesis final. Mientras espero en la química dulce, espero que el ruido continúe arrullando mis oídos.
Tranquiliza saber que por encima de la incertidumbre de cada cual, la cosa funciona. Mañana saldrá el sol.

Malgesini